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TÚNEZ

Hay miles de cosas por descubrir en cada región de Túnez: paisajes de gran contraste, 1.250 km de costa llenos de islas y archipiélagos, tradiciones y costumbres muy variadas, un gran legado histórico. Le presentamos estas regiones repartidas en tres zonas para mayor comodidad: norte, centro y sur.

Tabarka

Elegimos Tabarka por su magnífico emplazamiento, entre mar y montaña. Las playas de arena blanca se enmarcan en espolones rocosos, pinares y alcornocales. El mar cristalino esconde en sus profundidades el precioso coral rojo. La característica silueta de Fort Génois (Fuerte Genovés), encaramado en un islote, es el emblema de Tabarka. El interior montañoso promete fantásticas excursiones y paseos en torno al pueblo de Aïn Draham, punto de partida de un vasto macizo forestal.

De Bizerta a Dougga

Los amantes de la naturaleza y de la autenticidad quedarán fascinados por las playas y los valles del norte de Túnez. Calas salvajes, bosques, viñedos y vastos campos de trigo… A orillas del mar, Bizerta, centinela del Mediterráneo, es una ciudad histórica que conserva un gran encanto. Esta región verde acoge además dos lugares inscritos en el patrimonio de la Unesco. Uno es un sitio cultural, la ciudad romana de Dougga, y el otro es el parque natural de Ichkeul, con un lago que atrae a miles de aves migratorias.

Nabeul y Cap Bon

Promontorio que señala a Sicilia, la región de Cap Bon es un enorme jardín en el que los naranjos y los limoneros ofrecen sus frutos dorados en pleno invierno. Sus playas de arena fina son de las más bonitas de Túnez. Ciudad principal de Cap Bon, Nabeul es una ciudad de artesanos famosa por su alfarería, sus esteras de junco, sus esencias florales. El puerto pesquero de Kélibia, las cálidas fuentes de Korbous, los cetreros de El Haouaria son algunas de las curiosidades de esta región.

Hammamet

Estación vibrante en verano, famosa por sus playas y su sentido festivo, Hammamet es una pequeña ciudad con un sello auténtico. Un mar de turquesa, fragancias de jazmín, casas blancas y murallas doradas por el paso de los siglos… De su medina rodeada de fina arena se desprende una poesía particular. Cerca de allí, la nueva estación de Yasmine Hammamet presenta un decorado más contemporáneo, en tanto que los bosques y los campos de limoneros harán las delicias de los amantes de la naturaleza.

Túnez

Ciudad moderna en plena expansión, así como gran ciudad histórica, Túnez no deja de ser una fuente de sorpresas. Por el lado de la medina, muchos edificios antiguos abren sus puertas, unos transformados en museos o espacios de cultura, otros en restaurantes o salones de té. Inscrita por la Unesco en la lista del patrimonio mundial, la medina esconde maravillas. A sus puertas se extienden barrios pintorescos de bellas fachadas de 1900 en tanto que a su alrededor restaurantes y lugares de ocio se multiplican en los barrios nuevos.

Cartago y Sidi Bou Saïd

Muy cerca de la capital, un emplazamiento prestigioso y panoramas impactantes: así se presentan las Costas de Cartago, nombre tomado de una de las más gloriosas ciudades antiguas del Mediterráneo. Fundada por los fenicios, destruida y después reconstruida por los romanos, Cartago es hoy una ciudad de moda. Al lado, Sidi Bou Saïd es un pueblo refinado cuyas casas blancas y azules se arremolinan en la ladera frente al mar. Cerca de estos espectaculares lugares se extienden las playas de Gammarth y la Marsa.

EL KEF

Deje Túnez y las playas de la costa para descubrir un rostro desconocido de Túnez: las montañas del Atlas y las estepas de los altiplanos. En este paisaje de grandes contrastes del oeste tunecino se encuentra El Kef, pequeño pueblo de encanto preservado y pasado convulso. Y es que la belleza de la naturaleza no es el único atractivo de esta región: rica en recuerdos históricos, ha conservado numerosos vestigios antiguos como la fortaleza otomana.

Sbeitla

Sbeitla es una pequeña ciudad del centro-oeste de Túnez situada a 250 km de la capital. Sbeitla destaca por su yacimiento romano y su Capitolio, formado no por uno sino por tres templos consagrados a Minerva, Júpiter y Juno, los dioses protectores de Roma.

Susa y Port El Kantaoui

Largas playas, piedras vetustas, altas palmeras… Susa es una ciudad llena de atractivos en la que ocio y exotismo se combinan con gran armonía. Gran ciudad moderna, es una de las estaciones balnearias más animadas de Túnez. Ciudad histórica, conserva una magnífica medina y extraordinarios monumentos de la alta Edad Media. A tan sólo unos minutos, se ha edificado una pequeña ciudad turística de estilo andalusí especialmente para los veraneantes, en torno a un puerto deportivo, la estación integrada de Port El Kantaoui.

Monastir

Con sus playas de arena dorada y su mar de zafiro, sus monumentos medievales y su encantador puerto deportivo, Monastir ofrece una de las caras más atractivos de Túnez. Un destino ideal para tomar el sol al borde del agua, pero también para visitar una región apasionante: de Susa a Kairuán, de El Jem a Mahdia, viajará a través de la historia. En el campo conocerá la vida de los pueblos beduinos. Y por toda la costa, le fascinarán los puertos pesqueros.

Kairouan

Lejos de la costa, rodeada por un paisaje de estepas, Kairuán es una ciudad fascinante anclada en un pasado milenario. Ciudad santa del islam, fue la primera capital del Magreb. Inscrita por la Unesco en el patrimonio mundial, esconde grandes maravillas: la medina, la venerable Gran mezquita, los Tanques de los Aglabíes, el espectacular mausoleo de Sidi Saheb decorado con cerámica… No se pierda los numerosos talleres en los que se fabrican las más famosas alfombras de nudos de Túnez.

Mahdia

Mahdia es una pequeña ciudad de tradiciones originales, en la que las mujeres se cubren de joyas de oro y las casas se adornan con colgaduras bordadas. Su puerta monumental recuerda su glorioso pasado: fue la primera capital de la gran dinastía fatimí, que más tarde reinó en Egipto y Siria. Su medina se extiende sobre una estrecha península, rodeada de agua de un azul profundo; sus playas paradisíacas hacen las delicias de los veraneantes. Una ciudad impregnada de poesía de múltiples caras.

Sfax y Kerkennah

Un gran puerto comercial, un casco histórico rodeado de murallas color pergamino, tenderetes en los que resuena el trabajo de los pequeños artesanos y una gastronomía basada en la aceituna, la almendra y los productos del mar… Sfax presenta una cara original de Túnez, lejos de los circuitos turísticos clásicos. Frente a ella, las islas Kerkennah ofrecen la poesía de sus paisajes conservados y sus playas interminables de arena fina.

Djerba y Zarzis

Mediterránea a la vez que sahariana, la isla de Djerba fascina desde los tiempos de Homero. Allí fue donde Ulises probó el “loto”, fruto delicioso que apagaba el anhelo del regreso, y actualmente uno queda hechizado por su extraordinaria atmósfera; una atmósfera que comparte con Zarzis, su vecina en el continente. Pero Djerba es también la isla de los clubes vacacionales, de las actividades al aire libre, del descubrimiento de un patrimonio único… y de las excursiones a los grandiosos paisajes del Sáhara.

Tozeur y Nefta

Ciudades surgidas del desierto y al resguardo de inmensos palmerales, Tozeur y Nefta sorprenden, fascinan y relajan. La luz cegadora del Sáhara se vierte en las callejuelas de los barrios viejos, entre las altas fachadas de ladrillos amarillos. En Tozeur, palacios, parques temáticos y museos surgieron alrededor del casco histórico. En Nefta, multitud de cúpulas indican tumbas de santos, dominando el oasis que mana de un cauce llamado la Corbeille. Las dunas del Sáhara se encuentran a tan sólo unos kilómetros…

Douz

Cubierta por un fino manto blanco como si fuera un paisaje nevado, la región de Douz ofrece una de las mejores perspectivas del desierto. Secuencias de dunas y graciosos grupos de palmeras bordean las carreteras semiocultas por la arena. Ahí verá la inmensidad amarilla del desierto, al alcance de la mano, en tanto que los palmerales ofrecen deliciosos descansos a la sombra en los bosques de palmeras datileras. En el centro de la región, una enorme extensión salada de reflejos tornasolados: Chott El-Jerid.

Tataouine

En los grandiosos paisajes de montañas y altiplanos desérticos surgen los asombrosos edificios de los Ksour, graneros colectivos fortificados de los nómadas saharianos. Todos ellos distintos y espectaculares, los Ksour se parecen a grandes colmenas, formadas por celdas superpuestas en torno a un gran patio. Igual de impresionantes son los viejos pueblos bereberes encaramados en las laderas de las montañas tales como Chenini o Douiret. Todo alrededor, el desierto se muestra con toda su crudeza, implacable; una extensa llanura de piedras en la que emergen acantilados y picos rocosos.

De Gabes a Matmata

Gabes es el único oasis litoral del Mediterráneo, rodeado de playas de arena fina. Su extenso palmeral es un lugar lleno de encanto, y su casco antiguo destaca por su ambiente genuino. Pero Gabes es sobre todo la puerta de entrada al Sáhara; el comienzo de un viaje entre áridas crestas y colinas, tiendas beduinas y antiguos pueblos bereberes. Allí descubrirá tradiciones vivas y formas de vida ancestrales, como el asombroso pueblo troglodita del monte Matmata.