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Elaboración de alfombras

Túnez posee una larga tradición en la fabricación de alfombras. Se cuenta que en el siglo XIX la hija del gobernador otomano fue la primera en Kairuán en tejer una alfombra de lana para regalársela a una de las mezquitas de la ciudad. A partir de ahí la tradición se perpetuó y Kairuán se convirtió en la capital de la alfombra en Túnez.

 

La alfombra de Kairuán es la más parecida a las alfombras orientales. Se reconocen por su medallón central rodeado de un diseño de flores y un marco de franjas paralelas. Las más clásicas son de color rojo carmesí, o bien de tintes naturales blancos y marrones de la propia lana de oveja. Observe el trabajo de los artesanos en un taller de alfombras: quedará fascinado por su habilidad y por los maravillosos dibujos que se forman ante sus ojos.

Desde tiempos remotos se fabrican en Túnez todo tipo de alfombras. Los “klims” y los “mergoums” son alfombras lisas, decoradas con franjas paralelas y motivos bereberes, y los “gtifs”, gruesas alfombras de colores vivos, confeccionadas en el sur y en el campo.

En las casas de los pueblos del sur, el trabajo de tejer ocupa un lugar preponderante. Las alfombras cubren el suelo, las mantas tapizan las paredes y cubren las camas. Sus cálidos colores se realizan con pigmentos vegetales: rojo vivo, azul oscuro, marrón, naranja… Las más simples muestran franjas de vivos colores. Las más bellas están totalmente cubiertas de motivos geométricos: rombos, uves invertidas, símbolos y pequeños animales estilizados, según un repertorio tradicional con un gran significado.

Las aldeanas tejen también pequeños velos con los que se cubren la cabeza para salir de casa, los “bakhnoug”. Estas finas piezas de lana, rojas para las jóvenes, negras para más mayores, están adornadas con delicados motivos tejidos en blanco.

 

Artesanía y creación

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Artesanía regional

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